Lo que se ha podido ver y escuchar en los dos conciertos de abono no se puede obviar. En primer lugar la orquesta ha hecho explícito su rechazo a Halffter con el lazo verde en la solapa, algo que como aficionado a la música que valora enormemente los resultados artísticos conseguidos por la orquesta y su director titular durante diez años, me llena de tristeza. Como melómano y asiduo asistente a conciertos y representaciones operísticas en estos diez años, me entristece ver que esto pueda acabar de una forma tan lamentable. Creo sinceramente que se ha llegado a un punto tan cerca del abismo que sería sensato por parte de todos reflexionar y sentarse a dialogar, pensando, como he dicho antes, en el interés general. En el concierto del viernes el público ha hablado también, después de conocer el significado que tenía el lazo verde, y lo que ha dicho es que queremos que siga Pedro Halffter al frente del teatro y de la Sinfónica, esto se ha visto claro con las ovaciones que ha recibido el Maestro con una gran parte del público puesto en pie.
Si observamos lo acontecido en este teatro durante la última década sólo puedo sentirme orgulloso de los éxitos conseguidos, y de vivir en una ciudad que ofrece unas propuestas musicales de tal calidad y envergadura. Hemos vividos temporadas increíbles, con representaciones de ópera que han significado estrenos absolutos en España, en los que a pesar de la crisis que ha golpeado tan fuerte en los últimos años, se ha mantenido la calidad artística por encima de todo, coronada la pasada temporada con la conclusión de las representaciones de "El Anillo del Nibelúngo" que ha alcanzado unas cotas de excelencia sólo al alcance de los teatros más importantes del mundo. No damos importancia a éxitos como éste, pero son los que más contribuyen a hacer de Sevilla una ciudad universal. ¿Vamos a mirar para otro lado y adentrarnos en un proyecto del que no conocemos sus resultados, cuando lo que hemos tenido hasta ahora nos ha llevado tan lejos?.
Se habla de falta de ilusión, pues no será la de aficionados que como yo estamos espectantes al final de cada temporada para ver las propuestas para el nuevo curso, que asistimos a los conciertos frotándonos los ojos al escuchar a una orquesta que suena de maravilla que ha mejorado cada año y que nos hace soñar sin la necesidad de viajar lejos para escuchar orquestas de supuesta más relevancia, que interpreta obras como la 3ª de Prokoviev del pasado viernes en un estado de gracia superlativo, en una interpretación atmosférica, de sonoridad depurada, dramática, de expresividad inquietante, que llama la atención por una calidad sobresaliente de unos músicos que con el Maestro Halffter relucen en todo su esplendor. Señores, por qué perder todo esto, por qué renunciar a seguir creciendo juntos: público, orquesta y director. Posiblemente habrá que abordar muchas cuestiones, habrá que dialogar más entre las partes implicadas, habrá que cambiar cosas para que mejoren, pero por qué renunciar a lo ya conseguido. Creo que todos estamos en la obligación de trabajar para el progreso de la sociedad y para esto, no hay más remedio que afrontar los problemas desde el diálogo aunque ésto también signifique renunciar a algo.