miércoles, 3 de agosto de 2011

Bayreuth II

Cuando llegas al lugar que has soñado tantas veces, temes que la realidad acabe siendo inferior y tu sueño se desvanezca para siempre. Cuando llegas a la estación y ves en el cartel de la misma la información para los viajeros, indicando que has llegado a la ciudad de Bayreuth, sientes cierta perplejidad al comprobar que la ciudad anhelada y tantas veces leída existe de verdad. Casi como cuando en el Google maps pones su nombre y queda localizada al instante. Llegar al hotel, tomar algo y poco después dirigirse a comprobar la localización del Teatro al que asistiremos al día siguiente es todo uno. El paseo va mostrando desde el principio el objetivo a alcanzar pues su ubicación es en lo alto de una colina que se observa desde muy lejos. La silueta del Festspielhaus sobresale de la vegetación muy fuerte en esta zona.


 Conforme te acercas vas percibiendo signos inequívocos, vamos por buen camino.



La emoción aumenta, sientes que el paseo va a merecer la pena. La distancia desde el centro de Bayreuth al teatro es de dimensiones muy humanas. Como de otra época, lejos de las enormes distancias de la gran ciudad, cuando caminando y caminando parece que apenas avanzas. La ubicación del Teatro es perfecta para dirigirse hacia él a pie.


La pendiente es muy suave y la vista sugerente. Es un acercamiento al arte y a la naturaleza, como si todo permaneciera como siempre, excepto por algunos coches que circulan por la carretera, todo es como de otra època. Llegados a un punto el tráfico rodado está restringido.


En la cercanía del teatro vemos el público que está en un descanso. Hoy es 26 de julio de 2011 y se representan "Los Maestros Cantores de Nuremberg". Al finalizar cada acto los asistentes pueden pasear por los jardines que rodean al edificio o reponer fuerzas en el restaurante anexo al teatro.


Por el momento, hemos llegado a nuestro destino, a más de 3000 kilometros. Mañana disfrutaremos de un Lohengrin extraordinario. Será el tema de la próxima entrada.

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