domingo, 26 de octubre de 2014

Pedro Halffter tiene que sequir al frente de la ROSS y del Teatro de la Maestranza

El concierto de abono número 4 ofrecido  por la ROSS con Pedro Halffter en el podio los dias 23 y 24 de octubre, creo que muestra el camino para una solución a un problema que de seguir así difícilmente va a resolverse. Si las posturas son tan inamovibles como percibimos los aficionados, que asistimos atónitos a tanta tensión, desde mi punto de vista insoportable. No podemos estar pendientes de la próxima actuación de fuerza tanto por parte de los músicos como por parte de los responsables políticos. Señores, están en la obligación de entenderse, no hay otra opción posible. Las partes implicadas harían bien en pensar más en el interés general que en los intereses particulares de cada uno.


Lo que se ha podido ver y escuchar en los dos conciertos de abono no se puede obviar. En primer lugar la orquesta ha hecho explícito su rechazo a Halffter con el lazo verde en la solapa, algo que como aficionado a la música que valora enormemente los resultados artísticos conseguidos por la orquesta y su director titular durante diez años, me llena de tristeza. Como melómano y asiduo asistente a conciertos y representaciones operísticas en estos diez años, me entristece ver que esto pueda acabar de una forma tan lamentable. Creo sinceramente que se ha llegado a un punto tan cerca del abismo que sería sensato por parte de todos reflexionar y sentarse a dialogar, pensando, como he dicho antes, en el interés general. En el concierto del viernes el público ha hablado también, después de conocer el significado que tenía el lazo verde, y lo que ha dicho es que queremos que siga Pedro Halffter al frente del teatro y de la Sinfónica, esto se ha visto claro con las ovaciones que ha recibido el Maestro con una gran parte del público puesto en pie. 

Si observamos lo acontecido en este teatro durante la última década sólo puedo sentirme orgulloso de los éxitos conseguidos, y de vivir en una ciudad que ofrece unas propuestas musicales de tal calidad y envergadura. Hemos vividos temporadas increíbles, con representaciones de ópera que han significado estrenos absolutos en España, en los que a pesar de la crisis que ha golpeado tan fuerte en los últimos años, se ha mantenido la calidad artística por encima de todo, coronada la pasada temporada con la conclusión de las representaciones de "El Anillo del Nibelúngo" que ha alcanzado unas cotas de excelencia sólo al alcance de los teatros más importantes del mundo. No damos importancia a éxitos como éste, pero son los que más contribuyen a hacer de Sevilla una ciudad universal. ¿Vamos a mirar para otro lado y adentrarnos en un proyecto del que no conocemos sus resultados, cuando lo que hemos tenido hasta ahora nos ha llevado tan lejos?. 

Se habla de falta de ilusión, pues no será la de aficionados que como yo estamos espectantes al final de cada temporada para ver las propuestas para el nuevo curso, que asistimos a los conciertos frotándonos los ojos al escuchar a una orquesta que suena de maravilla que ha mejorado cada año y que nos hace soñar sin la necesidad de viajar lejos para escuchar orquestas de supuesta más relevancia, que interpreta obras como la 3ª de Prokoviev del pasado viernes en un estado de gracia superlativo, en una interpretación atmosférica, de sonoridad depurada, dramática, de expresividad inquietante, que llama la atención por una calidad sobresaliente de unos músicos que con el Maestro Halffter relucen en todo su esplendor. Señores, por qué perder todo esto, por qué renunciar a seguir creciendo juntos: público, orquesta y director. Posiblemente habrá que abordar muchas cuestiones, habrá que dialogar más entre las partes implicadas, habrá que cambiar cosas para que mejoren, pero por qué renunciar a lo ya conseguido. Creo que todos estamos en la obligación de trabajar para el progreso de la sociedad y para esto, no hay más remedio que afrontar los problemas desde el diálogo aunque ésto también signifique renunciar a algo.  

sábado, 8 de marzo de 2014

Mahler, sinfonía nº 5

En el siguiente enlace se puede ver y escuchar una interpretación de altura de la sinfonía número 5 de Gustav Mahler a cargo de la Orquesta del Festival de Lucerna dirigida pòr el recientemente fallecido y genial director Claudio Abbado. Espero que sirva para abrir boca al concierto que el próximo 4 de abril tendrá lugar en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, en el que la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla dirigida por su director titular, Pedro Halffter pondrán en pie esta obra cimera de la música sinfónica de todos los tiempos, compuesta a principios del siglo XX.



domingo, 27 de octubre de 2013

Gustav Mahler y su cuarta sinfonía


Gustav Mahler, nacido en Kaliště, actualmente perteneciente a La República Checa en 1860 y muerto en Viena en 1911, es uno de los compositores más interpretados y grabados en la actualidad, el interés por este autor es creciente, cualquier orquesta sinfónica que desee contrastar su calidad expondrá a Mahler como uno de sus compositores de referencia. El interés del público ha ido en aumento desde los años 60, cuando se produce un auténtico boom de su música, prueba de ello es que se cuenta con más de dos mil discos dedicados a este autor, y esto a pesar del escaso número de obras que compuso debido a que su principal dedicación era  la dirección de orquesta y sólo dedicaba los veranos a la composición.   
La pregunta que cabe hacerse es, como en el título del último libro de Norman Lebrecht, “¿Por qué Mahler?”.

La respuesta podría estar en que no hay música que haya conectado mejor con lo que son las inquietudes del ser humano, durante los siglos XX y XXI, como lo hace la del autor bohemio. Sus sinfonías expresan como ningunas otras, la multiplicidad de la conciencia y emociones humanas, sus preocupaciones, sus anhelos, sus paranoias tal y como Mahler las vivió y las plasmó en sus obras. Mahler refleja lo más profundo de su alma en sus pentagramas, su sinceridad artística es impresionante. Si se quiere conocer lo que pensó y sintió Mahler hay que escuchar su música, su biografía más auténtica. El decía que su tiempo llegará, debido a que en su época era incomprendido por la mayoría, y acertó de lleno, estamos en el auténtico tiempo Mahler.

Mahler decía que una sinfonía debía contener el mundo entero y por tanto todas sus posibilidades, todo su desorden y toda su multiplicidad, así sus obras son cambiantes, complejas, extremas, pero de una humanidad intensa.

Mahler es un compositor del siglo XX, por la influencia que tuvo en compositores de esa centuria, es decir, expresa inquietudes de este siglo, pero utilizando el lenguaje musical del siglo XIX, por esto su música no suena a música de vanguardia, sino a una música asequible y tonal, pero consiguiendo adentrarse en el subsuelo de la mente humana, aunque sin utilizar lo que poco después fue de uso común, la atonalidad.

La cuarta sinfonía es su obra menos oscura y la más popular. Fue estrenada en Munich en 1901 y terminada de componer en el verano de 1900. El origen de la sinfonía en realidad es el final de la misma, el cuarto movimiento, que incluye la voz de soprano en la descripción de “la vida celestial”. Esta canción fue compuesta por Mahler en 1892, e incluso interpretada en varias ocasiones. Es la visión del paraíso inspirada en las canciones infantiles de las épocas de penurias, en las que se imagina un mundo celestial lleno de comida y golosinas. Aunque Mahler era judío, la idea cristiana de la vida después de la muerte era muy cercana para él y está en varias sinfonías, como la número 2, con el sobrenombre de “sinfonía Resurrección”.
Según François Renè Tranchefort, “La cuarta sinfonía asocia la gracia de la expresión pastoral al vigor incisivo y a una cierta ambigüedad de sentimientos….. Su idea es la infancia, bajo su aspecto más ingenuo y singularmente perspicaz; y su progresión, la entrada en el Paraíso, entrevisto en cada uno de los tres primeros movimientos y cantado en el último de una manera muy concreta primero, con los pies en la tierra, para terminar teñido de beatitud.”
Mahler , fue el segundo de catorce hermanos, de los que murieron siete siendo niños, por lo que su relación con la infancia y con la muerte fue muy fuerte desde pequeño.
 La idea de Mahler era incluir la canción para orquesta ”la vida celestial”, muy querida para él, como final de la tercera sinfonía, pero tuvo que desechar esta idea por varias razones, entre ellas la excesiva duración que alcanzaría esta sinfonía, que sin este movimiento ya llegaba a los 100 minutos. Por lo que decidió que su siguiente sinfonía, la cuarta, tuviese como último movimiento este lieder para orquesta componiendo los otros tres movimientos en consonancia con el final ya establecido desde el principio. La obra es bastante clásica en su forma, los cuatro movimientos son:
  • Bedächtig, nicht eilen (Prudente, no acelerado)
  • In gemächlicher Bewegung, ohne Hast (Cómodamente impulsivo, sin prisa.)
  • Ruhevoll, poco adagio (Tranquilo, poco adagio)
  • Sehr behaglich (Muy cómodo)

Su duración es de aproximadamente 50 minutos

Enlaces de interés:

Una muy buena versión de esta obra es la grabación de la Orquesta de la Radio Difusión Bávara, dirigida por Rafael Kubelick en Spotify.

La letra del último movimiento en su versión original en alemán y su traducción al castellano se puede encontrar en Kareol: 





jueves, 31 de mayo de 2012

El Bolero de Ravel en la estación central de Copenhague

El 2 de mayo de 2011, la orquesta Sinfónica de Copenhage deja con la boca abierta a los transeúntes de la estación central, interpretando, como si de unos músicos callejeros se tratara, una estimulante versión del Bolero de Ravel.



jueves, 12 de abril de 2012

Gustavo Dudamel, la promesa de la música

Es fascinante comprobar como el Sistema de Orquestas de Venezuela se ha convertido en un fenómeno mundial. En él, niños de todas las edades y con escasos recursos tocan en orquestas, aportando a sus vidas los valores derivados del trabajo y el esfuerzo pudiendo aspirar de esta forma a una vida mejor. Son muchos los músicos salidos de éste sistema de enseñanza musical creado por el maestro José Antonio Abreu, pero el máximo de todos es el joven director Gustavo Dudamel, codiciado por las mejores orquestas sinfónicas del mundo y que cuenta con el apoyo de ilustres directores como Claudio Abbado o Simon Rattle.







jueves, 29 de marzo de 2012

Riccardo Muti: El arte de la dirección musical


La casi enigmática tarea del director de orquesta ha sido objeto de debate y análisis en muchas ocasiones. Una de las más lúcidas tuvo lugar con la publicación en los años noventa del libro “El mito del maestro”, sobre la figura del director de orquesta, escrito por Norman Lebrecht, uno de los críticos más importantes e influyentes del mundo. El ensayo no deja indiferente a nadie y está lleno de detalles dignos de conocerse sobre las figuras más importantes de la historia de la dirección. Es un libro de prosa amena que se lee casi de un tirón, a pesar de sus más de cuatrocientas páginas, aunque lamentablemente creo que está descatalogado.
Sobre esta temática recomiendo el siguiente video que no tiene desperdicio. Es la grabación del discurso del director de orquesta Riccardo Muti que dio después de recibir el premio de músico del año del 2009 que otorga  la publicación Musical America. El prestigioso músico comienza su exposición con un gran sentido del humor y acaba con una de las lecciones más maravillosas sobre el arte de la dirección. No se puede decir más con menos.


sábado, 18 de febrero de 2012

4. Concierto de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (17-2-2012): Epílogo


Llegó el día del concierto y como ya esperábamos ha sido muy especial. En primer lugar por compartir con nuestros alumnos del instituto un concierto como este, y en segundo lugar, por lo que también ellos han disfrutado a tenor de los comentarios posteriores y por la expresión de sus caras. Hay pocas experiencias que superen a esta: un grupo de personas conectadas a través de la música. Es como si se abriese una puerta en el tiempo, por la que cabemos todos, y en la que por un instante, el otro tiempo, el de la vida cotidiana, se detiene, y aparece otro tiempo, el de la música, aquel que permite que mil quinientas personas de forma simultánea vivan una experiencia única e irrepetible, que tiene un principio, y también un final, como un intervalo de tiempo, que nos acerca y nos conecta, y que al salir del teatro se tiene la necesidad de comentar, aunque no es fácil contar con palabras algo tan especial. Es la felicidad compartida. La mayor de todas.

La interpretación de la orquesta dirigida por Josep Pons ha sido de gran altura. Todos los miembros de la orquesta han brillado con luz propia. Los vientos, los metales y la cuerda, en estado de gracia y el director, sencillamente excepcional. Su dirección fina, matizada, atenta a que todo suene. La versión transparente, contrastada, casi con relieve. Muy bella interpretación. En suma, un concierto para recordar.

Ahora, si te parece, escribe en la opción de comentarios tu impresión del concierto, de lo que has vivido, de lo que te ha gustado, de lo que no te ha gustado. Tu opinión es muy importante, pues  nos permitirá poder organizarlo mejor la próxima vez.

jueves, 9 de febrero de 2012

3. Concierto de la Real Orquesta de Sevilla. Ballet Pulcinella de Stravinski

La tercera obra del programa es el ballet Pulcinella del compositor ruso  Igor Stravinski,  nacido en 1882 y fallecido en 1971, uno de los compositores más improtantes del siglo XX.

Stravinski

Fue un encargo de Sergéi Diághilev para los ballets rusos en París, donde ya se estrenaron antes de la primera guerra mundial otros tres ballets suyos, entre ellos la rompedora "Consagración de la Primavera". Pulcinella, que hace referencia a un personaje de la comedia del Arte, fue estrenada en 1920 y es una obra clave dentro de la producción de Stravinski, ya que significa un cambio en su estilo compositivo. Supone una mirada al periodo barroco y clásico de la música, es decir, al siglo XVIII. Está compuesta utilizando fragmentos de obras de estos períodos pero desde el conocimiento musical de un compositor del siglo XX, es decir, esta música es imposible que la hubiese compuesto Bach o Mozart. Esto esta dentro de un estilo que nace por esos años llamado Neoclasicismo y del que Stravinski es su máximo exponente.

Después de componer La Consagración de la primavera (más información en los siguientes  enlace1   enlace2 de este blog), tan rupturista y primitiva a la vez, Stravinski siente un cierto vértigo. Se abren ante él todas las posibilidades, todo le está permitido. Es un autor reconocido y valorado, por lo que puede permitirse lo que quiera, pero esto produce en él gran inquietud que le lleva a buscar un cierto orden en su obra centrandose en lo conocido, en los pilares de la música occidental. Buscar en definitiva el suelo firme que le permita construir sobre él sus nuevas composiciones, y es por esta razón por la que dirige su mirada al siglo XVIII, donde los pilares del lenguaje musical están muy asentados. 

La orquesta va a tocar el vienes 17 de febrero la versión completa del Ballet, tal y como la concibió Stravinski originalmente, que incluye tres cantantes, mezzosoprano, tenor y barítono, que no desempeñan en realidad ningún papel concreto y son considerados más bien como tres instrumentos más.

La obra posee una belleza y vitalidad que no pasan desapercibidas. Se suceden 18 números que guardan una gran relación estilística entre ellos, pero a la vez son muy originales y con personalidad propia.

Dejo el siguiente enlace con una excelente versión dirigida por Claudio Abbado, y cantada entre otros por la magnífica mezzosoprano Teresa Berganza. 

Son 18 breves movimientos contados desde el enlace siguiente:

domingo, 29 de enero de 2012

2. Concierto de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (17-02-2012): Mozart y Tchaikovsky

Programa:
Sinfonía nº 27 en sol mayor K.199
Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)

Variaciones sobre un tema Rococó
Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893)

Pulcinella (Ballet)
Igor Stravinski (1882-1971)

Josep Pons Director
Daniel Müller-Schott Violonchelo
Marina Rodríguez- Cusí Mezzosoprano
Francisco Vas Tenor
José Antonio López Barítono

Real Orquesta Sinfónica de Sevilla
Teatro de la Maestranza, viernes 17 de febrero de 2012



Normalmente, un concierto reune una serie de obras con las que se pretende profundizar en una determinada idea. Esta selección suele guardar una lógica interna, que cuando es conocida por el oyente, puede no sólo escuchar las obras como objetos independientes, sino también reflexionar sobre el mundo nuevo de interrelaciones que se abre ante si. El programador de los conciertos, de esta forma, aporta su propia visión, sugiriendo un nuevo contexto en el que escuchar las obras.

Algo así ocurre en este concierto, que a mi modo de ver, establece como tema principal la mirada al pasado. Todas las obras programadas tienen en común el cómo hacer música en su presente, inspirándose en tiempos anteriores, como si se quisiera dejar de lado un presente que no gusta demasiado o del que se necesita salir por diferentes motivos.

W. A. Mozart

El hilo conductor que une las tres obras de este concierto es el clasicismo, y la visión que sobre el mismo se tiene desde tres siglos diferentes. Por este motivo la orquesta estará constituida por un número reducido de instrumentistas,  tal y como ocurría en la segunda mitad del siglo XVIII.  La primera obra, la sinfonía número 27 es del siglo XVIII, de 1773 para ser exactos y es compuesta por Mozart con 17 años. Pertenece a lo que se ha dado en llamar clasicismo musical, que es un periodo comprendido entre 1765 y el primer cuarto del siglo XIX. Aquí tenemos la primera mirada al pasado, la época clásica de nuestra cultura, al mundo griego. En música surge como contraposición a las complejidades armónicas y rítmicas del barroco, el periodo artístico anterior, por un cambio del gusto por parte de la aristocracia, la gran consumidora de música de la época, y por la incorporación de una nueva clase social al disfrute de la música, la burguesía.

El término clasicismo  se refiere a las características que se perciben de la tradición greco-romana, como serenidad, equilibrio, proporción, sencillez, disciplina y artesanía formales y una expresión universal y objetiva, en vez de particular y subjetiva

Esta primera obra del programa, de aparente intrascendencia, sitúa perfectamente la temática del concierto. En su comienzo, ligero y gustoso de escuchar, aparecen algunas pinceladas oscuras, difíciles de percibir si no se presta suficiente atención, que son más intensas en el bellísimo segundo movimiento y que nos llevan a un más elaborado tercer movimiento, que por momentos, recuerda a algunos sublimes pasajes de sus operas. Mozart es un compositor que incluso en los momentos aparentemente más alegres nos sorprende con alguna mirada triste y expresiva.


  Daniel Müller-Schott 


La segunda obra es las “Variaciones sobre un tema Rococó” de Piotr IIich Tchaikovsky, estrenada en 1877, es decir,  un siglo después. En esta obra queda claro el apego de su autor por el estilo galante del siglo XVIII. Son ocho variaciones sobre un tema clásico, de gran virtuosismo en la parte solista dada por un violonchelo, que se contrapone, a modo de concierto para dicho instrumento, al resto de la orquesta.  Es una mirada al siglo XVIII, pero desde los parámetros de la estética romántica, si bien impregnada de un sentido decorativo que mira al pasado. Estamos ante una recreación moderna del modelo clásico, una anticipación neoclásica en suma.

P. I. Tchaikovsky

Llama la atención la claridad de las texturas de una orquesta de pocos efectivos, teniendo en cuenta que fue compuesta en pleno romanticismo, periodo en el que la escritura orquestal es mucho más densa y el número de músicos que compone la orquesta es significativamente superior.

Tchaikovsky es el compositor ruso más importante del siglo XIX. El atractivo de su música viene de la riqueza inagotable de su melodía y de un brillo orquestal que le aporta un sello bien reconocible. Fue uno de los grandes orquestadores de la historia de la música.

Puedes escuchar las dos primeras obras del programa en estos enlaces:

Mozart, sinfonía nº 27 (Trevor Pinnock)
(Son tres movimientos que debes seleccionar cuando estés dentro de spotify)


Tchaikovsky, variaciones sobre un tema Rococó (Gergiev-Capuçon)
(Son ocho movimientos que debes seleccionar cuando estés dentro de spotify)

En los siguientes enlaces de Youtube se pueden ver algunos vídeos del violonchelista
Daniel MüllerSchott

Variaciones Rococó

Concierto para violonchelo de Dvorak

Doble concierto para violín y violonchelo de Brahms

Trío para violín violonchelo y piano de Mozart

lunes, 16 de enero de 2012

1. Concierto de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (17-02-2012): Introducción

Al enfrentarnos a una obra de arte, se  pueden percibir un sin fin de emociones, las que nos aportan la belleza, el drama,  el uso de elementos que nos parecen geniales u otros de los que no somos conscientes. En pintura puede ser el uso del color y de la luz y en música la combinación de timbres o el desarrollo de una melodía. Son sensaciones personales y a veces intransferibles que entrenan a nuestros sentidos, nos enseñan  a percibir las cosas que nos rodean, a ver y escuchar lo que tenemos ante nosotros y que podría pasar desapercibido por su aparente insignificancia, pero que vistos con la suficiente atención hacen de la vida algo maravilloso, es decir, nos ayuda a percatarnos de la realidad sensible que nos rodea.

El mensaje que el autor de la pintura o de la música o de cualquier otra manifestación artística ha querido transmitir, está oculto en el lenguaje que ha utilizado. Pero no hay arte más enigmático en este sentido que la música. El compositor utiliza sonidos para transmitir su mensaje emocional,  indescifrable desde un punto de vista racional, sólo perceptible mediante nuestras emociones. En relación esto, el cineasta ruso Tarkovsky afirmaba lo siguiente con respecto al arte:

“ Lo infinito no es materializable, tan solo se puede crear una ilusión, una imagen. Una idea se puede crear y sentir, aceptar o rechazar pero no se puede comprender en un sentido racional. La idea de lo infinito no se puede expresar con palabras. Ni siquiera se puede describir, pero el arte proporciona esa posibilidad. Hace que lo infinito sea perceptible”. 

 Cuando uno asiste a un concierto debe dejarse llevar, pero con una escucha atenta que preste atención a los detalles, dejando que sean nuestras emociones las que afloren. Todo esto es un magnífico entrenamiento para nuestra sensibilidad, nos ayuda a conocernos mejor y por tanto a conocer también mejor a los demás.  En definitiva nos hace mejores personas y más humanos. Si asistiendo a este concierto consiguiéramos acercarnos un poco a este ideal, habría valido la pena. Nos sentiríamos en una mayor disposición de comprender y de ser más felices.

Cuando se habla de música clásica aparece en no pocas personas un prejuicio inconsciente, como si habláramos de algo aburrido, sin mucha sustancia. Como mucho se habla de ella como música relajante, que se escucha mientras se está leyendo, o haciendo cualquier otra cosa. Quien así piensa, normalmente no se ha parado a escucharla realmente. Posiblemente esto sea un rasgo de nuestra cultura. Somos un país con escasa tradición musical y eso se nota en la apreciación que se tiene de la música.
Para una buena apreciación de la música es conveniente un conocimiento previo sobre el compositor, del entorno social e histórico al que pertenece,  del estilo y sobre su ubicación en la historia de la música. Cuanto más se sabe de una cosa más se disfruta de ella. No puede amarse lo que se desconoce. Es conveniente también escuchar la música atentamente, tomándonos nuestro tiempo, concentrados y sin interferencias que nos descuiden de lo importante en el concierto. ¿Por qué cuando estamos viendo una película no concebimos estar haciendo otra cosa y sin embargo vemos normal escuchar música mientras realizamos otra actividad? Seguramente por no saber que cuando la escuchamos con atención, es el compositor quien nos habla y nos lleva de la mano por su universo personal ayudándonos de esta forma a descubrir también el nuestro.