sábado, 3 de diciembre de 2011

La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y la quinta de Mahler



Esta noche he asistido al cuarto concierto de abono de la Orquesta Sinfónica de Sevilla, y después de bastante tiempo sin publicar ninguna entrada, he estado muy ocupado últimamente, he sentido un fuerte impulso para dejar constancia en el blog del magnífico concierto que nos ha ofrecido nuestra orquesta dirigida por su titular Pedro Halffter.

 En cartel la sinfonía número 5 de Mahler. Obra compleja, intensa, emotiva y que aglutina tantas cosas como pocas composiciones, una de esas obras que uno estaría escuchando permanentemente, que no cansa y que al contrario cada vez que se escucha parece nueva.

 En primer lugar quiero comentar el lleno absoluto del teatro. Cuando Mahler dijo que su momento llegará, en alusión a lo escasamente comprendida y conocida que fue su música durante su vida, y que confiaba que en el futuro sería mejor valorada, y viendo el teatro lleno a rebosar y con mucho público joven, vemos claramente que su vaticinio se ha cumplido, que su música goza de un esplendido presente, pero lo que es más importante todavía, que suyo también es el futuro.

 Una obra como la presente saca a relucir de la orquesta sus virtudes y sus defectos, poniéndolos claramente encima de la mesa, y francamente, en noches como esta hay que descubrirse ante la enorme calidad de esta agrupación sinfónica, que digamoslo con claridad es una de las mejores de España, y que sería imperdonable, para quien lo hiciese, que fuese sometida  a más recortes. Creo que hoy en día esta orquesta habla fuerte y claro de la importancia que tiene Sevilla desde un punto de vista cultural, siendo por tanto un reclamo para todos cuantos se planteen visitar la ciudad. La labor desempeñada por su director Pedro Halffter es verdaderamente encomiable, el cual ha crecido artísticamente a la par que la orquesta. Su inteligencia a la hora de programar las obras de la temporada, tanto la ópera como  los conciertos de abono, queda clara a la hora de asistir a conciertos como este. No hay más que echar un vistazo a las obras programadas tanto en esta temporada como en las anteriores para darse cuenta de que la exigencia de las obras elegidas, hacen que la orquesta suba varios peldaños en  calidad. Todas las secciones han mejorado en estos años, quedando claro cómo una obra como la quinta de Mahler, le viene como anillo al dedo a esta orquesta. La interpretación no sólo estuvo a una extraordinaria altura en cuanto a calidad orquestal, sino también en lo que se refiere a emoción y profundidad expresiva, tensión y dramatismo. Sólo pondría un pero, un excesivo volumen de los metales que en determinados momentos se comían a una cuerda en estado de gracia.



En definitiva una noche para guardar en el recuerdo de cualquier aficionado a la música y para felicitarnos de lo que significa poder disfrutar de una orquesta como la ROSS, y de un director con las ideas claras y con una gran capacidad de liderazgo.




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